Galería 3d

sábado, 20 de noviembre de 2010

ARTE: EL ARTISTA QUE SE CREYÓ DIOS Y ACABÓ SIENDO BUFÓN

Soy un artista y quiero cambiar el arte de ahora. El arte ya no comunica, ahora el arte solo vende. El arte debe unir y no separar; el arte debe eliminar las fronteras y hacernos mas felices.

Ante el panorama de economía en crisis, de mundo en crisis y de valores en crisis se hace necesario cambiar nuestra vida. Hay que crear una sociedad realmente libre e inteligente, una sociedad artística.

Pero ¿Qué le ocurre al artista de ahora? (Entre los cuales yo, por cierto, también me incluyo, que aquí nadie es un santo)

Pues sucede que el artista de ahora se cree un dios porque vende sus obras a cuatro papanatas y no se da cuenta de que no es mas que un bufón que le ríe las gracias a esos que se visten de rey. El arte de hoy se encuentra sometido al gusto de unos cuantos. Por cierto, unos cuantos que, casualidades de la vida, son dueños de los grandes lobees del arte... Por qué será que me da que lo único que quieren esos del arte es sacar tajada económica.

Sucede que en una sociedad tan "democrática" como la actual, el arista sigue siendo el tipo raro que crea una obra de arte. Y que la mayoría, si quieren (que normalmente no quieren a no ser que la que aparezca en el cuadro sea la duquesa de Alba) lo disfruten en las paredes del museo o la galería de turno y poco mas. Por cierto, que a esa mayoría o minoría que va al museo le da igual ir al teatro, ir al museo o darse un paseíto por las ofertas del Corte Inglés. Y es que el arte ya no pasa de ser un producto de consumo más, como un suéter o una buena comilona regada con cerveza.

Y sucede por cierto y viniendo al caso, que ese mismo artista que se cree un dios y mira desde su alto trono de bufón, mañana puede estar en una cuneta muerto de hambre porque ha pasado de moda. Porque el arte ahora es eso, una moda; por cierto bastante caprichosa.

Fíjense si la moda es caprichosa y es poderoso el señor don dinero, que mientras que muchos artistas buenos de verdad las pasan canutas (de esos están las calles de las ciudades repletas) las grandes subastas se llenan de grandes mediocres que en muchos casos ni siquiera se manchan las manos para hacer su próxima obra maestra. Total, con seguir las recetas del triunfo... Cualquier taller de subordinados te hace un animal en formol, mientras tú duermes la mona de la última fiesta en una de las cien habitaciones de tu mansión inglesa.

Y me gusta tan poco lo que está sucediendo. Y me gusta también tan poco que la gente no se mueva ni para luchar por su puesto de trabajo. Que voy a decir lo que pienso aunque lo que pienso sea tirar piedras contra mi propio tejado.

Y es que, haciendo un inciso, yo soy uno de esos que venden arte, aunque me podrás ver con mis cuadros en la calle y no en las galerías. Y aunque mis cuadros no valgan mas dinero que una buena comilona. Pero lo soy, yo soy un artista-dios, uno de esos que lanza su idea ya terminada a modo de carroña a cuatro cuervos que consideran que estoy de moda, a esos que me compran un cuadro en vez de comprarse el último call of duty para la Play station 3, que viene a ser lo mismo.

Pero eso no es arte, porque a alguien se le olvidó enseñar desde pequeños a los niños en el cole que posiblemente junto con la historia, nuestra capacidad para destruir nuestro entorno y poco más, sea lo mas genuinamente humano que tenemos, que tal vez sea aquello que realmente nos diferencia como especie de los otros animales. Lo que quiere decir, que solo unos cuantos, al hacer arte, demuestran que son seres humanos y no un grupo de chimpancés traga-plátanos, con perdón por los chimpancés.

Debemos empezar a valorarnos más, a dejar de sentirnos poca cosa como individuo y a demostrar que si queremos, podemos quitar la careta a los artistas que se creen dioses y dejarlos como lo que realmente son, seres humanos. El artista-dios ha muerto, comienza la era del artista-estimulador. Es el momento de que aquellos que se encuentran subidos en su pedestal se bajen de él y comiencen a enseñar a los demás que el arte es cosa de todos, será precisamente en ese momento, cuando todos hagamos éste mundo un poco más humano, cuando por fin habrá alguna esperanza de que este mundo puede ir a mejor, hasta entonces, seguiremos tragando plátanos.

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